Sobre el tema de la pesca, cabe destacar que, de hecho, la producción se encuentra en declive por las mismas razones mencionadas de la reducción de las especies marinas. A esto se le suma una inadecuada supervisión de las normas pesqueras y hasta cierto punto, un descuido de las autoridades responsables.
La organización encargada de reglamentar y vigilar las actividades pesqueras en México es la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (SAGARPA) la cual cuenta con el apoyo de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, la Marina de México, la CONAPESCA y las Secretarías de Pesca de cada estado (incluyendo los que no poseen mares, pero si lagos o ríos con producción pesquera).
Estas instituciones, aunque realizan una buena labor, son insuficientes para hacer cumplir las normas de pesca y captura, según las estadísticas y los estudios de diversas fuentes (La FAO, Prensa, Greenpeace).
La llamada pesca ilegal no declarada y no reglamentada (INDNR) es un negocio que registra millones de pesos en ganancias, y va en aumento. De hecho se supone que la producción legal (de aproximadamente 1, 600,000 toneladas anuales) es rebasada por un 40% en el ámbito ilegal. Obviamente estas cifras son estimaciones, ya que siempre que se trata de algo legal, existirá la llamada ‘cifra negra’ o desconocida.
El blanco principal de los pescadores ilegales son las especies comestibles. De esta forma la lista incluye en primer lugar al camarón, en segundo al atún y un sinfín de especies más que incluyen a la sardina, el tiburón, el ostión, la mojarra, la jaiba, la lisa y el mero. La pesca ilegal puede ejercerse de diversas formas: Pescando fuera de temporada, utilizando formas y utensilios prohibidos, sobrepasando los límites y cuotas de captura, ejerciéndola sin registro, entre otros, los cuales siempre van acompañados de la falsedad de declaraciones en el peso, especies, tiempo de captura y otros datos clave.
Como dijimos antes, los organismos encargados han sido incapaces de detener estas prácticas e incluso han sido acusados de ignorarlas y proteger a los pescadores ilegales en algunas zonas. Por ejemplo, podemos mencionar a Sinaloa, donde los pescadores registrados han pedido durante años la detención de los pescadores furtivos de camarón; o Veracruz donde muchas veces los pescadores cazan la llamada “Manjúa”, crías y embriones de peces que, de haberse dejado crecer habrían alimentado a cientos de personas y no sólo a una. (Una empanada de manjúa, por ejemplo, contiene hasta 500 pececillos). Otro lugar es Quintana Roo donde el Pepino de Mar está siendo terriblemente sobreexplotado.
Sin embargo, la pesca INDNR no es exclusiva de estos estados, sino que abarca todo el país. En Yucatán, por ejemplo, las detenciones han llegado a ser de casi una embarcación pesquera no registrada, por mes. Baja california Sur por otro lado, también ha tenido problemas para regular la pesca, al grado de que ya es un delito grave en el estado. Y así los ejemplos siguen y siguen.
Pero estos casos palidecen (al ser realizados por individuos o pequeños grupos) frente a los delitos realizados por las grandes corporaciones. La Cámara Nacional de la Industria Pesquera y Acuícola ha realizado denuncias públicas de que hay corporaciones, tanto nacionales como extranjeras que, en enormes flotas, continúan pescando en tiempos de veda y/o sobrepasan los límites permitidos por la ley y, aunque son monitoreados por la Armada de México, no son infraccionados o detenidos. Las organizaciones gubernamentales por su parte, argumentan que los problemas se derivan principalmente de la falta de presupuesto para mantener una adecuada vigilancia, además de que a últimas fechas los “ladrones de peces” responden de forma más agresiva, trayendo consigo bombas molotov, además de armas blancas y de fuego.
De igual forma los métodos aplicados por las diversas Secretarías para controlar los problemas pesqueros están (según expertos) mal enfocados, pues lo que se ha hecho es reducir los límites permitidos, y poner más reglamentación a los pescadores legales. Precisamente es la FAO la que en uno de sus informes declara que la pesca INDNR está aumentando debido a estos límites, aunque más específicamente (en el caso de nuestro país) por la crisis económica, pues la gente busca alimento en el mar, ya que lo encuentra en forma “gratuita”.
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Por último, debo reiterar que no es que las autoridades se mantengan de brazos cruzados, sino que el problema es muy grande. Tan han hecho su trabajo que se levantó el embargo que Estados Unidos hizo al camarón mexicano por no contar México con protección a la tortuga marina. También está en todos nosotros realizar una contribución a reducir el problema. La pesca ilegal no tendría razón de ser si dejamos de consumirla y seguimos presionando a las autoridades para que actúe contra los grandes traficantes. Nos dimos cuenta de que todos somos parte de una cadena y no podemos romperla ni abusar de ninuno de sus componente. Detngamos esto antes de arruinarlo definitivamente. Está bien la pesca deportiva, pero la pesca en grande debe de disminuir su porcentaje ya que también durante el proceso de pesca se llevan a otros animales que ni le sirven al ser humano.
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