Árbol del chicozapote
Imágen recuperada de google |
Su nombre científico: Manilkara zapota
Es un árbol nativo de México, América Central y del norte de Sudamérica. Su distribución se extiende desde el sur de México, a través de Centroamérica hasta Venezuela y Colombia.
A éste árbol se le llama el árbol del chicle debido a que para la producción de éste se necesita el látex blanco que forma la base que se extrae. La producción del látex varía de 2 a 10 Kg, aunque existen árboles capaces de producir más, la mayor producción se da durante los meses de lluvia (octubre a diciembre).
Éste árbol siempre es verde mide aproximadamente de 8 a 15m de altura aunque en los bosques tropicales alcanza a más de 30m de altura. Sus ramas son horizontales y muchas veces en forma de espiral, miden de 5.5 a 18 cm de largo y de 2 a 7 cm de ancho, el tronco es agrietado, tiene raíces tablares en la base y es de color pardo.
Al cortar el tronco sale un látex blanco el cuál este es utilizado para la producción de la goma de mascar. La corteza externa es gris o negra con figuras verticales y aquí mientras mas edad tenga el árbol mas figuras se pueden observar. La corteza interna es mas delicada y es de color roja o rosada dependiendo la zona en donde se encuentre.
El fruto es una baya de hasta 10 cm de diámetro y de color más o menos marrón, parecida a una ciruela.
Su cáscara es morena y áspera.
La parte interna de la baya, de color marrón amarillento, es carnosa, jugosa y muy dulce.
Imágen recuperada de google |
Contiene 3-12 semillas de color negro. Produce frutos a los 3 ó 4 años.
El fruto chicozapote fresco es muy apreciado y con éste se pueden hacer mermeladas y jarabes por su agradable sabor dulce.
La madera de este árbol es muy dura y se recomienda para artesanías, partes de instrumentos musicales, para columnas, partes de vehículos, construcciones rurales, muebles de lujo, etc.
Éstos árboles los podemos encontrar en terrenos planos o ligeramente inclinados, en clima húmedo con 1000 a 2000 mm de lluvia, y 24ºC de temperatura media.
Los árboles jóvenes pueden morir o dañarse a temperaturas de 0 a -1ºC y los árboles maduros si pueden soportar temperaturas bajas de hasta -4ºC por pocas horas con daños menores.
Son muy resistentes a los daños provocados por huracanes.
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